Los pacientes mayores deben ingerir todos los nutrientes, minerales y vitaminas necesarios y adecuados para su edad, peso, talla y condición clínica. Es bien conocido que la desnutrición se asocia a un incremento del deterioro funcional y de la fragilidad.
Las recomendaciones de ingestas para las personas mayores incluyen: féculas, de cuatro a seis raciones al día; verduras, hortalizas, frutas y lácteos, entre dos y tres raciones al día; carnes, pescados y huevos, dos raciones al día, y por supuesto, agua en cada comida. Las legumbres, fuente de féculas y proteínas, han de administrarse dos veces por semana. Debemos moderar el consumo de aceites, azúcares refinados y dulces, y evitar el alcohol.
Sin embargo, los pacientes con enfermedad de Alzheimer pueden tener diversos problemas para conseguir alimentarse correctamente. Existen múltiples causas que además suelen coexistir, como son: alteraciones en la salivación o masticación, dificultad para comer, atragantamiento, falta de apetito, alteración de los olores, del gusto o el estreñimiento. Todos ellos dificultan las ingestas y fomentan el deterioro funcional. Además, con frecuencia, si el paciente está agitado y deambula continuamente es posible que requiera un incremento de nutrientes.
Existen muchas recomendaciones para mantener un correcto estado nutricional, entre las que destacan las siguientes:
- Mantener la costumbre mediterránea de socializar las comidas, sin aislar al paciente de Alzheimer, preservando el placer del comer acompañados.
- Es importante mantener el hábito de comer y los horarios y procurar repartir todos los requerimientos en 4 ingestas al día, desayuno, comida, merienda y cena.
- Siempre que médicamente sea posible, vale la pena respetar los gustos culinarios anteriores a la enfermedad de Alzheimer.
- Para promover el apetito, las cocciones y presentaciones han de ser variadas.
- Si el riesgo de atragantamiento es importante, debemos cortar la comida en trozos muy pequeños o emplear texturas suaves como puré, usando si es preciso espesantes y gelatinas. También se recomienda no mezclar diferentes texturas en un mismo plato.
- El agua es un elemento esencial; se recomienda beber al menos 1,5 litros al día. Si hay riesgo de atragantamiento, administrarla con espesantes o gelatinas y cuando el paciente esté despierto y alerta.
- Utilizar preparados y alimentos ricos en energía. A veces la utilización de suplementos o preparados comerciales de alta densidad calórica puede ser una ayuda en los pacientes con poca hambre.
- Controlar el peso de los pacientes. Una pérdida no deseada del peso indica un desajuste nutricional y cuando aparece es el momento de analizar y preguntarse dónde está el desajuste, buscando diferentes soluciones.
- Ayudar a comer de manera segura, promoviendo dentro de lo posible la autonomía del paciente. Hay que retirar del alcance del paciente utensilios cortantes o alimentos muy calientes.
- Finalmente, es esencial controlar y evitar el estreñimiento. El estreñimiento es una causa importante de disconfort, anorexia y confusión. A veces, manteniendo la movilidad junto con una ingesta adecuada de agua y de fibra puede ser suficiente. En algunas ocasiones se requiere el uso de laxantes y enemas.
En conclusión, es todo un reto conseguir que los pacientes con enfermedad de Alzheimer mantengan un estado nutricional correcto, y para ello es importante adaptarse a la situación personal y clínica de cada uno de ellos.
Tomado de : http://knowalzheimer.com/consejos-alimentacion-paciente-enfermedad-alzheimer/
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